sábado, 6 de octubre de 2012

LOGRAR EL AMOR EN LA RELACION DE PAREJA.

Cada uno llega al amor con su propia historia emocional a cuestas. Si buscamos en el otro lo que nos faltó, solo encontraremos insatisfacción. Si tomamos conciencia de nuestras carencias, dejaremos de demandar lo que la pareja nunca puede llenar y podremos construir un amor maduro y duradero.
El Amor (independientemente de lo que cada uno entienda por Amor), es, en gran parte, un misterio que dirige nuestra vida. Por eso por esencia natural lo buscamos, lo anhelamos. Casi todos los sufrimientos están relacionados de alguna manera, a la percepción de no amar o no ser amados. Del placer más intenso podemos pasar al mayor sufrimiento. ¿Es posible alcanzar ese equilibrio que nos evite el desconsuelo? La respuesta es que sí. Pero hay que poner varias cosas más.
Primero tomar conciencia de que al que amamos va a frustrarnos, de la misma forma que nosotros lo decepcionamos. La balanza amorosa se mueve entre lo que el otro nos aporta y lo que no puede darnos, entre lo que nosotros aportamos y lo que no podemos dar. Estamos sometidos a soportar cierta insatisfacción que, lejos de ser mala, sostiene nuestro deseo hacia el otro. Y con lo anterior formamos un equilibrio entre dar y tomar.
Cuando Amamos, lo hacemos doblemente: queremos a la persona que habita fuera de nosotros, pero también la imagen que nos hemos hecho de ella.
Cada miembro que forma una de las dos partes de la relación de pareja, es propietario de un esquema amoroso que le guía en la elección de ser amado. Según sus deseos que pretenda cubrir, le llevarán a generar a alguien que le haga presente lo que ha vivido con placer, aunque también abra marcas de vacío, desamparo, abandono, rechazo ligadas a experiencias remotas de carencia afectiva. Que en la mayoría de los casos tienen que ver directamente con Papá y con Mamá.
Todos creamos una pareja en nuestra fantasía. Creamos multitud de imágenes en torno a él o ella, cada una cargada de amor; aunque también de odio o angustia cuando no responden a nuestros anhelos. Estas representaciones o transferencias a las que está vinculada la persona amada son las que crean un amado que vive dentro de nosotros. Lo hemos dibujado con el lápiz del deseo y ha dejado de ser alguien que vive solo en el exterior. De hecho, cuando amamos, siempre lo hacemos a un ser constituido, a la vez, por la persona exterior y por la imagen inconsciente que fabricamos de ella.
Con Terapia, cada uno de los integrantes de la relación de pareja, ampliaran su mirada para su historia pasada, aceptan a sus padres tal y como son y aquello que no pudieron o no supieron darles. Dejan de sentirse culpables por sus fantasías y deseos. En lugar de seguir esperando lo que había sido imposible durante su infancia, aceptan lo que sí es posible en su madurez. 
Los deseos de lo que queremos ser y compartir con nuestra pareja. Con nuestra pareja siempre encontraran sus límites. El Equilibrio amoroso solo es posible cuando nuestra exigencia infantil hacia el otro se ha convertido en una tolerancia madura que nos permite gozar de aquello que nuestra pareja puede aportarnos.

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