JUZGAR A LOS DEMÁS.
A lo mejor está pueda parecer una reflexión dominguera, partiendo de la base que
eliminaría todo juicio, incluso hacia uno mismo, en una sociedad enferma de
juicios, prejuicios, evaluaciones y auto evaluaciones constantes, como si la
vida fuera un examen y como si el juicio fuera a cambiar la realidad. Aunque
valdría aprender a aceptar las cosas como son, sin calificarlas.
Hoy propongo, si quieres limitar los juicios en tu
vida, puedes empezar analizarte y reflexionar sobre ti mismo cada vez que un juicio a lo ajeno se
asomaba por tu cabeza.
Rápidamente, el afán por juzgar a los demás
desaparece.
Antes de juzgar a los demás, júzgate a ti mismo.
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Antes de tachar una
acción de alguien como injusta, plantéate: ¿tú siempre eres justo? Es más. ¿Qué
es ser justo o injusto?
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Antes de decirle a
alguien que está demasiado delgado o demasiado gordo, ¿te has mirado al espejo?
·
Antes de calificar
a alguien de raro o peculiar, ¿seguro que tú eres “normal”? Recuerda que cada
uno de nosotros es único, y por lo tanto peculiar. Tú también tienes tus
rarezas.
·
Antes de considerar
a alguien como extremista, si ves al otro en un extremo, ¿no será que tú estás
en el opuesto? ¡Ah no! Que tu vida es la más equilibrada. O tal vez tú también
vivas en el extremo. Pues yo diría que ni una cosa ni la otra, porque puede que
simplemente no haya extremos. Quizá sólo existan diferencias, mayores o
menores, nada más.
·
Antes de pensar que
hacer deporte una hora y media cada día es una obsesión por el cuidado del
cuerpo, ¿no podría ser también obsesivo estar sentado cuatro horas diarias
delante del televisor?
·
Antes de reprochar
a otro un error, si es que realmente lo fue, ¿qué pasa? ¿Tú nunca te equivocas?
·
En definitiva,
antes de criticar a alguien gratuitamente por el mero hecho de juzgarlo y
consecuentemente sentenciarlo, pregúntate en primera persona: ¿soy perfecto?
Cinco
cosas que puedes hacer en vez de juzgar a los demás
En el plano de la
vida material el hacer juicios está relacionado directamente con la
sobre vivencia. ¿Puedo cruzar las vías antes que el tren? ¿Debo confiarle a este
tipo todos mis fondos de retiro? Sin embargo, a nivel espiritual, el juzgar a
los demás detiene todo crecimiento desde el principio.
Cuando nos separamos de los demás a causa del
juicio, no solamente bloqueamos la comunicación hacia los demás, sino que
también bloqueamos el flujo de la vida hacia nosotros. ¿Cómo podemos romper con
el hábito de juzgar a los demás? Aquí están cinco cosas que puedes hacer para
lograrlo.
Empatía
Si logras imaginarte la situación que vive otra persona, te sentirás menos inclinado a juzgarla. ¡Inténtalo con firmeza!, “ahora comprendo por qué razón esa persona se comporta así”. En lugar de añadir más separación y coraje en el mundo, estarás cultivando la conexión y el entendimiento.
Si logras imaginarte la situación que vive otra persona, te sentirás menos inclinado a juzgarla. ¡Inténtalo con firmeza!, “ahora comprendo por qué razón esa persona se comporta así”. En lugar de añadir más separación y coraje en el mundo, estarás cultivando la conexión y el entendimiento.
Bendícele
Hace tiempo trabajé con una mujer que trataba con clientes molestos todo el día. Con frecuencia la escuchaba decir suavemente: “que Dios le bendiga”. En cierta ocasión me dijo: “decirles esto es mejor que decirles lo que estoy tentada a decir”. Y su técnica funcionó muy bien. Siempre estaba serena, y los clientes molestos ya no le preocupaban.
Hace tiempo trabajé con una mujer que trataba con clientes molestos todo el día. Con frecuencia la escuchaba decir suavemente: “que Dios le bendiga”. En cierta ocasión me dijo: “decirles esto es mejor que decirles lo que estoy tentada a decir”. Y su técnica funcionó muy bien. Siempre estaba serena, y los clientes molestos ya no le preocupaban.
Haz oración y/o meditación.
Cuando descubras que actúas como
juez, comienza a orar por la persona a la que estás juzgando. Pídele a algo más
grande que le dé a esa persona lo que deseas para ti y para los que amas.
Después de todo, Dios ama a esta persona tanto como a ti. ¿Por qué no seguir el
ejemplo de Dios e intentar amar también a la otra persona?
Mira al interior
Si te está molestando algún rasgo
o actitud de otra persona, probablemente haya algo en ti de ese rasgo o
actitud. Cuando alguien más acapara la atención, esto puede amenazar tu
necesidad de atención. Quien está dominando emite una luz que opaca tu propio deseo
de controlar la situación. En lugar de juzgar a los demás por su
comportamiento, intenta examinar qué es lo que turba tu interior.
Si lo anterior falla, distráete.
Cuando alguien te saca el coraje,
te sientes tentando a poner a esa persona en su lugar, sigue el juramento que
realizan los practicantes de medicina de no hacer daño a nadie. Si no puedes
musitar una bendición, manifestar tu empatía, o el amor, por lo menos puedes
apartarte de esa situación y centrar tu atención en algo distinto.
Tranquilízate un momento antes de juzgar.
Por
último.
Recuerda siempre que el Juicio
habla más de quien lo emite, que de quien lo recibe.